El
anterior cinco de febrero, en el teatro de la República, sito en la ciudad de Querétaro, se llevó a cabo la
conmemoración del 102 aniversario de la promulgación de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos. El último en intervenir en el evento solemne
fue el presidente López Obrador, quien en su disertación expresó que, de acuerdo
a su visión de gobierno correspondería una nueva constitución, sin embargo,
aclaró que en su agenda tenía tareas más importantes, por lo cual, en el
presente se estaría optando en el país por sugerir reformas que, según él,
tienen la misma profundidad que un nuevo texto supremo del orden jurídico del
país.
La
intervención del presidente generó durante los días posteriores diversas
opiniones.
En
este sentido y sin analizar de modo esencial el significado de su dicho, hay
muchos puntos que pueden ser destacados sobre la longevidad de la Constitución,
por ejemplo, la Constitución mexicana ha sufrido a lo largo del tiempo varias
reformas, en concreto 704; tan sólo los presidentes Miguel de la Madrid
Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox
Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto son responsables de
suscribir en total 486 transformaciones, es decir, más de la mitad de las
reformas totales que hoy en día ha tenido la Constitución. Esto implica que
durante los últimos 36 años –de los 102 de vigencia–, la Constitución ha
sufrido la más álgida de sus actualizaciones. Asimismo, el presidente más
reformador de la Constitución es Enrique Peña Nieto, quien en su haber
suscribió por lo menos 150 cambios.
Ahora
bien, no debe perderse de vista que este texto normativo tiene entre sus características
positivas su propia vigencia, ya que ésta refleja que el país durante sus
diversas etapas ha transitado en paz, es decir, la constitución federal con sus
defectos y virtudes ha sido sólida para asegurar el traspaso de gobiernos
democráticos sin incurrir en movimientos violentos, ello, a pesar de la sociedad
mexicana de los siglos XIX y principios del XX, la cual era considerada como
sumamente violenta y anárquica. Asimismo, se reconoce como la primera
constitución en fundar un tipo de
constitucionalismo a nivel mundial, el social, a quien después la acompaño la
constitución de Weimar en el concierto internacional.
Pero
tal vez lo más importante, antes de sugerir una nueva constitución es
reflexionar si la Constitución mexicana ya cumplió aquello que se instauró en
su texto cuando se promulgó, es decir, saber si las personas ya llegaron a la
plenitud de los derechos fundamentales y humanos de los cuales gozan (no
discriminación, no vejaciones a mujeres y a hombres por su género, apariencia o
estrato social); o al aseguramiento pleno en materia de protección a las
colectividades (trabajo para todos, seguridad social universal y eficiente, vivienda
digna, tasa cero de analfabetismo).
En
este sentido, tal vez sea más conveniente reflexionar y prever si en realidad
la Constitución requiere un cambio o lo que debe de modificarse es la
administración pública que es quien materializa las decisiones políticas
fundamentales puestas en la Constitución, de este modo, tal vez sea más
adecuado hablar sobre el cambio que debe recaer en la forma de gobierno que en
la propia ley de leyes, métodos de regular el poder y abrir el espacio adecuado
para la revocación de mandatos.