jueves, 28 de junio de 2012

LA REFLEXIÓN. PROCESO NECESARIO PARA EL SUFRAGIO CONSCIENTE


Ciudad de México a 28 de junio de 2012


LA REFLEXIÓN. PROCESO NECESARIO PARA EL SUFRAGIO CONSCIENTE


El próximo domingo, primero de julio, desde las 08 a las 18 horas los ciudadanos mexicanos acudiremos en ejercicio de nuestro derecho y obligación[1] a expresar, a través del sufragio, nuestra preferencia política para renovar a los integrantes de los órganos constituidos del Estado.
No es menor la relevancia, se elegirán a 628 legisladores y a un presidente de la república, estos futuros funcionarios públicos tendrán el deber de conducir los destinos de México durante los próximos seis años[2] para el caso del ejecutivo federal y los senadores y de tres en el supuesto de los diputados[3].
En este marco el ciudadano, quien no goza de la preponderancia de grandes sueldos ni de la atención de los medios de comunicación es tomado en cuenta por todos los círculos de la sociedad y el poder, pues se empodera en virtud de adquirir, por un día, para el caso de los funcionarios de casilla el carácter de autoridad electoral, se transforma, por unas horas en el sujeto revestido de Auctoritas[4]; por otro lado, se hallan los titulares del voto activo, quienes con su expresión en la boleta electiva participaran, de modo indirecto en el cariz de las leyes a aprobarse en las siguientes legislaturas, pero también delinearán cómo desean la aplicación de la norma, si con una perspectiva de apoyo a la industria para generar empleo y fortalecer el sistema bancario y producir ahorro y crecimiento (Derecha); o si pretenden imprimir un régimen de enaltecimiento y protección de derechos humanos y fundamentales con el afán de lograr el ánimo creativo de las personas con educación, investigación, salud y deporte(Izquierda).
En este sentido, como se puede ver, de buena parte de la decisión de nosotros, como ciudadanos dependerá el bienestar de las personas, familias, ingresos, trabajo, salud, servicios, las relaciones de México con el orbe, el aumento de haber en la balanza de pagos, el crecimiento de la industria, entre otras muchas valiosas consideraciones. En este orden de ideas son valiosos los instantes dedicados a la reflexión, actividad propiciatoria de razón para conocer el porqué de la decisión de optar por  tal o cual persona o partido político y no caer en la persuasión generada por las redes sociales, pues éstas enaltecen a sus respectivos candidatos, quienes dicen ser la mejor opción, pero ninguno explica por qué es así, en este tenor, corresponde a los ciudadanos dilucidar esa razón que se negaron a proporcionarnos.
Es por ello que ahora, en este momento de veda electoral[5], cabe resaltar la actividad reflexiva, la cual es autónoma, en consecuencia se realiza en el ámbito de la singularidad y de la subjetividad porque nadie participa, sólo uno mismo y es en ese espacio de introspección donde se dilucida quién de los implicados expuso propuestas factibles, tomando en cuenta que cualquier cambio no depende solamente del ejecutivo, sino también del legislativo; que el desarrollo económico está vinculado estrechamente con tópicos como  la investigación, educación, producción interna, inversión nacional y extranjera; y considerar también una serie de largos etcéteras vinculados con la mejora nacional.
Por lo anterior es necesario que todos los ciudadanos disgreguen si su intención del voto es producto de una coacción derivada del empleo poseído o el que se pretende tener, o bien, de los beneficios “peregrinos” como las tarjetas, despensas, bultos de cemento, entre otros.
En este tenor, la postura contraria a lo referido es la respuesta a la pregunta:
Qué es lo mejor para la nación.
Esto no debe confundirse con los intereses propios y los de nuestra familia, sino con la perspectiva de una sociedad plena.
En conclusión, debemos decidir nuestra opción de voto, dentro del perímetro de la individualidad, fuera de la mezquindad y de lleno en la virtud de lo dadivoso, con miras a lograr un México grande y en constante crecimiento, sano, con espíritu crítico, con su espacio merecido en el entorno internacional, por nuestros hijos, familias y compatriotas.
Yuri Pavón Romero


[1] La Constitución Mexicana reconoce en sus artículos 35 y 36 como una prerrogativa y obligación al mismo tiempo acudir a ejercer el voto activo.
[2] Respectivamente, último párrafo del artículo 56 y el artículo 83, ambos  de la Constitución Mexicana.
[3] Artículo 53 de la Constitución Mexicana.
[4] Poder proveniente del reconocimiento social.
[5] Artículo 237 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales.

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